martes, 19 de agosto de 2008

METODOS DE EVALUACIÓN. V

Según Camilloni “evaluar consiste en principio en emitir juicios de valor acerca de algo, objetos, conductas y/o planes. La evaluación no tiene un fin en sí mismo. No se evalúa por evaluar. Se evalúa para tomar decisiones con respecto a la marcha del proceso”.

Por otro lado Palou de Maté dice que: “evaluar es valorar, lo que lleva a emitir un juicio de valor acorde con marcos axiológicos (referidos a visones del mundo que pueden darse implícita o explícitamente), tendiente a la acción. Esto implica aproximarse al objeto tomando como punto de partida la descripción (que ya supone una valoración de aquello que parece sustantivo y lo que no), comprensión y explicación del mismo”.

La evaluación es altamente valorizada en nuestras sociedades, con una intención de darle un marco de científicidad. Se pretende que aporte datos sobre los resultados obtenidos por los alumnos del modo más objetivo posible. Aquí radica la primera contradicción ya que se la concibe como una actividad neutra que legitima la acción pedagógica, pero se la define como fuente de valor.

Este es uno de los motivos por los cuales la evaluación, en el ámbito educativo se homologa a la acreditación y se cruza con la idea de calificación.

Desde la perspectiva del aula, la evaluación puede ser concebida como inherente a la dinámica propia de enseñar y de aprender y como acreditación, que supone dar cuenta de los resultados de aprendizajes logrados con un tiempo y nivel de escolaridad determinados.

La obtención de información acerca de lo que se desea evaluar es sólo un aspecto del proceso evaluativo. Lo fundamental son las reflexiones, interpretaciones y juicios a que dan lugar esos datos que se han recogido. Frecuentemente se confunde la evaluación con la obtención de datos y el proceso evaluativo, no a la evaluación misma.


Flavia Zoé Gómez
Mariana Lofeudo
Pamela Kazmirczuk
Patricio Andrés Roclaw

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